viernes, 23 de julio de 2010

Crepuscular


Y ahí andás, caminando sin rumbo determinado, Viejo Crepuscular. Todas las eras rompen en tus ojoscostra, cicatrizando tus memorias antiguas y alimentándote la árida lengua con el polen desprendido de los cadáveres. Las costuras te trasladan de recuerdo en recuerdo, Viejo, en un eterno arco trazado entre el Alba de tus pestañas hasta el Crepúsculo de tus yemas ennegrecidas.

No pierdas los últimos pasos, Viejo. No te pierdas.

jueves, 22 de julio de 2010

Lisergias

La vida es lisérgica. ¿Alguien se ha dado cuenta? Todo está irradiado por una condenada especie de vorágine de ácidos, de ergolina. Los colores. Las cosas.

Pensalo.

Te levantás en la mañana. Vas a la cocina y abrís el cajón de las cucharas. Tomás una de las cucharas en la mano, revolvés el líquido viscoso que es el café. Le echás azúcar. Lo bebés, totalmente conciente de cómo sabe el café, y eso no te presenta ningún tipo de sorpresa: el café tiene el mismo sabor que vos esperabas que tuviera. Dejás la taza, pero el olor permanece en la cocina. Te vas.

¿No es raro? ¿Acaso la rutina no es extraña? Todos los elementos del párrafo anterior son maravillosamente antinaturales, como inspirados en algún ramal de la existencia que posee mucha imaginación. El sabor del café... ¿cómo es que no nos sorprende? Es algo tan espectacular, que podamos sentir sabores... ¡Papilas gustativas! ¡Carajo, son geniales! Y todo ese ritual de beber café, revolver con cuchara, reconocer el olor...

***

Este blog no tiene objeto particular. Es más, no estoy interesada por ahora en difundirlo en lo absoluto. Quizá es sólo para escribir un poco lo que siento cuando me sorprendo por lo exótica que es la vida, y lo morbosamente acostumbrados que estamos a ella. Cada vivencia es nueva, todos los olores son distintos... Aún así, nos empeñamos en catalogarlos, categorizarlos, en ponerles sello y etiqueta.

Pero, como ya dije, es todo una vorágine. Y es hermosa.